Odio pensar en aquel momento, que al despedirme, pude sentir tu ausencia en aquel beso, un vacío de sentimiento tan abismal que desnudó toda confianza en tu querer.
Abatido por la sorpresa me refugié en un interior desordenado, casi destruido por tanto pensar en tu lejanía de todo este tiempo.
El sólo recordarlo abate todo mi posible avance de haberte superado, de lograr vivir paralelo a ti, de compartir tu vida a cualquiera, menos a mí.
El extrañarte me mata y el amarte me lastima. Nada se puede hacer ya, la presencia de un amor expirado es la peor expresión de una vida abandonada al recuerdo.
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Mateo Moreno