Hay ciertas cosas que no pueden evitarse, un desamor, un llanto abrumador, una ignorancia inocente, una carcajada dolorosa.
El querer drenar una marea de sentimientos o intentar contener sensaciones por mucho tiempo son patéticos intentos para un peón en un juego de principiantes.
Podría decirse que querer algo es inevitable, como lo es intentar no enamorarse.
En algún momento realizamos un cambio, aunque no significativo, que nos brinda un consuelo de haber luchado por una causa que nunca dependió de nosotros, una que siempre vivió por sí sola.
Aprenderemos que querer no es tener y que tener no necesariamente es querer, a la mala, a la buena, eso no importará, porque hagamos lo que hagamos siempre querremos algo más, algo menos, algo que nos brinde sentido, que calme una inquietud desenfrenada por un falso concepto de lo que se tiene y lo que no.
--
Mateo Moreno