Ahora sólo
pienso disfrutar tu cuerpo lentamente y recorrerlo con caricias.
Te haré el
amor observando cada sensación, registrando cada parte de ti y me aseguraré de
que no haya lugar no recorrido.
Voy a
sujetarte para hacerte mía, y así comerte a besos salvajemente sin dejar otra
salida más que la resignación a ser tocada, acariciada y amada.
Ese erotismo
que evoca tu cuerpo me tiene encadenado a tus piernas, obligándome a tomarte y
a ceder a mi perversión.
Esta
necesidad incontrolable de oler tu cuerpo es tan indomable y tan sutil al mismo
tiempo que el no tenerte me hace padecer de manera masoquista, arañando mi
subconsciente hasta llegar a esa locura de desearte con tanto arrebato que el
placer se vuelva imperativo.
Ahora sólo
estoy en la espera una invitación sutil
y oculta en tu mirada, para liberar todo este deseo en la superficie de tu
cuerpo.
--
Mateo Moreno