Caminando a un paso constante se dio el tiempo para pensar y
cuestionarse: ¿Por qué las cosas se dieron de esta manera? si el destino no era
algo contemplado en sus creencias y las coincidencias siempre eran poco
consecutivas
Determinado a encontrar la respuesta, evaluó todo lo
conocido hasta ahora. Escudriñó lentamente todas aquellas experiencias
analizando cada acción, cada actitud.
¿Será acaso una necesidad tan específica y una coincidencia
tan exacta?
Era posible que la respuesta a la interrogante no estuviera
en el pasado, sino en el único amor engendrado por inocencia de no saber
encontrarlo o por la felicidad palpable de una compañía sin igual, de modo que
la complicidad marque una pauta para la continuación de este bello sentimiento.
Ella era parte de la respuesta, no había necesidad de mirar
a otro lado, pues ahora era claro.
En ese momento dejó de caminar sin rumbo y con una sonrisa
cambió su trayectoria, ahora ella era su camino, para dejar aflorar aquella
alegría que provenía de un cariño apenas descubierto.
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Mateo Moreno