lunes, 24 de marzo de 2014

Ausencias...

Desde el momento en el que aguardaba tu presencia, pude notar que tu ausencia, más que otra cosa era una compañera, una sensación de disgusto prolongada, una esperanza asesinada.
El recuerdo parecía mantener tu aroma, opacando todo posible pensamiento desde tu partida. Pues era algo insoportablemente agradable, con un ligero sabor a remordimiento.
Porque esperarte era algo ingenuo, el recordarte demasiado fácil y el olvidarte tan difícil.
En la virtud de mi paciencia aguardo, sostenido por pilares construidos de ilusiones vanas y esperanzas vacías.
Ya no queda más que mirar hacia arriba pues el tiempo jugará su turno, hasta que esta espera deje de ser necesaria pero los ecos de tu ausencia retumbarán en mi pecho hasta entonces.

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Mateo Moreno