domingo, 27 de marzo de 2016

No hace falta que me creas.

No hace falta que me creas, pues a pesar del peso de la duda, suelo reconocerme con la verdad absoluta de este amor perdido en el tiempo.
Tu conocimiento perdió relevancia al alejarte huyendo del miedo a quererme para siempre.
Los amores perdidos en el tiempo nunca se olvidan, pero sólo se recuerdan cuando una ausencia los trae de vuelta, como si las ausencias enredaran esas sensaciones para cosecharlas en carencias para suplir necesidades de cariños perdidos.

Mateo Moreno