miércoles, 10 de junio de 2015

Saltos y caídas...

Así que sólo se lanzó, sin pensarlo, sólo estaba viendo. Yo la estaba viendo, no sé por qué, pero la estaba viendo. Sólo la vi caer, se había lanzado en busca de una idea perdida, de alguna ilusión que se haya fugado.
Algo en ella despertó ese deseo de ir más allá. Y yo, pasmado miraba cómo salía sin dudarlo siquiera, sin preguntarme, sin saberme cerca. Era inevitable, no había forma de no verla, mucho menos detenerla.
Sólo por un momento cruzamos nuestras miradas, chocamos pensamientos de libertad y rozamos intimidades a modo de despedida.
La vi irse, la vi alejarse de mí en dirección opuesta.
Ese salto significó el fin de todo lo existente, de todo lo coherente.
Ahora soy yo quien salta, ignorando si soy observado, pretendiendo seguridad en lo que busco, deseando ser recordado en ideas perdidas, en fugas ideales con finales congruentes.
Saltar no es lo difícil, sino lidiar con el vacío.

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Mateo Moreno